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Si hay algo más típico en esta fecha, es hacer balance del año que se va y marcar los nuevos propósitos para el año que viene…para ir acorde con este extraño 2020… ¡no lo haré!

Este 2020 nos ha sacudido tan fuerte que nos ha enseñado, entre otras cosas, que aun pareciendo tener todo el castillo de naipes en pie a falta de la última carta, un pequeño soplido te hace perderlo todo en un momento. Si ese soplido viene en forma de pandemia… ¡Mejor ni recordarlo!

Me atrevo a decir, que no solo estamos presenciando una crisis sanitaria y económica, sino también una crisis de ilusión. Ilusión que mueve montañas y nos levanta de la cama para luchar día a día por nuestros objetivos, por hacer del mundo un lugar más confortable para las personas que estamos y las que vendrán, por seguir aprendiendo, por seguir sumando.

A veces, parece que se nos olvida que las empresas las crean personas que un día decidieron apostar por sus sueños, a pesar de sus miedos e inquietudes. Personas, como tú o como yo, pero que un día dieron el paso de resolver una necesidad del mercado, fueron capaces de contagiar a un equipo que les acompañara y que, con mucho trabajo e ilusión, comenzaron a generar empleo.

Es bien sabido, que los momentos de crisis son momentos de oportunidades, pero también de arrimar el hombro, de no señalar, de hoy por ti-mañana por mí, de recordar que después de la tormenta siempre llega la calma… y cuando la calma llegue, nuestras miradas cambiarán y volverán a tener el brillo que desprende una persona apasionada con su día a día.

¡Que el 2021 venga cargado de proyectos ilusionantes que compartir con los demás!

María José Pérez Narváez- Técnica UCA Emprende