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La provincia de Cádiz tiene un ecosistema de emprendimiento social vivo y dinámico. Hoy queremos presentar el caso de Darwin.

Darwin, es un proyecto que cuenta con una trayectoria de varios años y que surgió de la fusión de las dos grandes pasiones de su promotora: la educación y los animales, y de su gran ambición en la vida: ayudar a los demás. Desde sus inicios incluye la participación de animales como recurso para hacer felices y mejorar la calidad de vida de las personas.

Como en todos los proyectos, a base de mucho esfuerzo y duro trabajo, el pasado mes de marzo Darwin da a luz un nuevo e innovador programa: El Perro Leo, que tiene como objetivo mejorar la capacidad lectora de las personas. Se trata de un proyecto abierto a diversos colectivos: docentes, terapeutas y familiares de los beneficiarios. En estos momentos, el Perro Leo se está desarrollando en cinco centros: Afanas Cádiz, Centro de Día Santa Clara, Colegio Andalucía, Colegio Gadir y Colegio Carola Ribed.

En los talleres formativos que organizamos en la Cátedra de Emprendedores indicamos que las funcionalidades de un producto puede que no sean tan importantes como los sentimientos que éste puede despertar. La promotora de Darwin nos indicaba que “trabajamos con la emoción, aportamos esa parte de naturaleza que no te juzga, que no te observa y con quien compartir momentos siendo la mejor versión de uno mismo, un lazo de amistad que lleva como hilo conductor, entre el profesional y el usuario, el perro, quien nos dirige hacia los objetivos propuestos”. La motivación en la personas produce una reacción emocional que define nuestras acciones y forma de ver el mundo. Además, nos indica que desde El Perro Leo “ya se recogen emociones y sonrisas que nos llenan el corazón, que nos dirigen no solo a los objetivos programados, sino a la empatía, la cooperación, la comunicación…”

En cada una de las intervenciones, vivimos un proceso de retroalimentación constante, en el que nos nutrimos de todas las emociones que surgen a cada instante con caricias, palabras, sonrisas, felicidad… y frases llenas de verdad hacia nuestros perros, lo que nos aporta  un crecimiento en todos los aspectos, que resume nuestro trabajo en una sola frase: LLEGAR AL CORAZÓN DE LA GENTE.

Ver las caras de felicidad de personas que llevan tiempo sin poder comunicarse y/o expresar sus sentimientos, es lo que hace que este duro camino del emprendimiento merezca la pena.

Llegar hasta aquí, no  ha sido un camino fácil, la novedad del servicio que ofrecemos y por tanto el desconocimiento, por parte de nuestros usuarios y clientes, en  el campo de las intervenciones asistidas con animales, ha dificultado que, a pesar de ser profesionales muy bien cualificados, las personas confiaran en nosotros para contratar nuestros servicios.

Fortuitamente, un día, unas alumnas de Grado en Psicología de la Universidad de Cádiz,  nos invitaron a completar un trabajo universitario y desde aquel entonces “seguimos fluyendo”, indica María, una de sus promotoras, quien además afirma que “el estar alerta y conectada con el entorno, vigilando lo que pasa más allá de nuestras oficinas, hace que surjan oportunidades, colaboraciones y ayudas incondicionales tanto por parte de entidades, como particulares”.

Esperamos seguir sumando compañeros de viaje que nos acompañen en este largo camino que nos queda por recorrer y nos apoyen a alcanzar la normalización y la inclusión de las intervenciones asistidas con animales como recurso de apoyo a los profesionales en sus distintos ámbitos.
“Sabemos que Cádiz está llena de profesionales, cada vez más implicados en su trabajo, y esa parte vocacional se abre camino en una nueva manera de ver y construir el mundo”.

María Vázquez