Apoyo al desarrollo empresarial, Blog, Cultura Emprendedora

Si partimos de que estamos en tiempos en los que las empresas no pueden contratar, o al menos aprovechar adecuadamente, a todas las personas con formación y talento existentes en el mercado. Si pensamos que estamos en un momento en el que las empresas tienden a contratar servicios autónomos y personas jurídicas, en lugar de tener empleados que salen más caros. Creo que es un buen momento para pensar que nuestros universitarios se planteen la generación de empleo, o al menos su propio empleo en forma de autónomos.


Me temo que el trabajo formal y permanente está cediendo terreno a opciones más liberales en cuanto a la relación trabajadores-empresarios, convirtiéndose en el caso que tratamos, a una relación entre profesionales y clientes, más informal, menos segura y más diseñada para tener que estar en continuo reciclaje y reinvención. Una posición para la que creo que nuestros universitarios ocupan un buen puesto de salida por su formación.

Hoy las universidades casi todas llevan adelante programas de generación de empresas entre sus alumnos y creo que fomentan adecuadamente la posibilidad de que sus ideas se transformen en negocios, o que la generación del conocimiento que en ella se produce se transforme en riqueza en forma de empresas de base tecnológica.

Pero tambien creo que fomentamos muy poco entre nuestros alumnos la figura de autónomo, es decir la capacidad de ejercer la profesión por cuenta propia, prestando servicios a otras personas o instituciones, de forma que sean su propia empresa, empresario y a la vez el producto a ofrecer.

Si analizamos la figura del autónomo, vemos que la misma permite que la persona ajuste su experiencia profesional, sus conocimientos, su talento, su creatividad, su sensibilidad, en fin, sus cualidades al servicio del público o de las instituciones. Los conocimientos y la experiencia son los productos a ofrecer.

Pero el problema es que el concepto de autonomo va asociado a la autonomía personal, a la conciencia de que en cualquier lugar o circunstancia puedes ganarte la vida con tu talento, tus capacidades, en el fondo con tu diferencial profesional que representa tu formación universitaria, y eso lo fomentamos poco en nuestras universidades, de forma que nuestros alumnos salen con la inseguridad de no conocer realmente sus capacidades y potencialidades.

Que nuestras universidades les ofrecen la posibilidad de adquisición de los conocimientos que les permitirían presentarse como autónomos no hay ninguna duda, ¿pero les ofrece la universidad la posibilidad de adquirir experiencia para abordar de forma autónoma el desarrollo de tareas y trabajos complejos?

Si pensamos los bajos costes y el bajo riesgo que representa para un alumno universitario acometer labores como autónomo, que en muchos casos se limita a herramientas informáticas y una sede virtual que le presente, quizás hiciéramos un mayor esfuerzo por formarlos en la autonomía, en el desarrollo de trabajos reales tutelados, y en ponerlos en el disparadero de ser su propia empresa, presentándose como profesionales a empresas y público en general.

La universidad debe aprender que facilitar una formación más autónoma a sus alumnos eliminaría un porcentaje elevado de paro entre ellos y sobre todo la sensación de frustración que representa esperar que se le contrate, cuando desde el dia siguiente a tener su título, ya tiene la capacidad de generar su propio empleo como independiente, pudiendo así adquirir experiencia, contactos y por supuesto una formación adaptada a sus intereses e inquietudes.

Tambien sería necesario que las Administraciones entendieran que dar la facilidad a un alumno recién titulado, yo diría que a cualquier trabajador en general, a acceder al estatus de autónomo, con su registro correspondiente, de forma gratuita hasta tanto se alcance una determinada facturación, facilitaría que muchos de nuestros alumnos iniciaran este camino.

No se nos puede olvidar que tenemos casi 5 millones de parados y simplemente permitiendo que quienes no se quieren considerar como tales tengan la oportunidad de intentarlo ofreciendo sus conocimientos, podríamos cambiar de forma significativa cifras y valoraciones personales frente al mercado de trabajo. Intentémoslo creo que merece la pena.

Carlos Gentil González
Secretario del Consejo Social de la Universidad de Cádiz
http://carlosgen.blogspot.com/