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Recibí un correo de uno de los participantes de la acción formativa del Programa “Atrebt” para emprendedores donde tuve la oportunidad de dar una sesión sobre los aspectos más críticos de las relaciones entre socios. En este correo me decía que había visto una película que le había recordado todos los temas que vimos en la charla y que le parecía un ejemplo perfecto de los conceptos que se explicaron. “El guión es una maravilla. Por si tienes oportunidad de verla”, me decía.
Dicho y hecho. Se trata de “7 años”, una película española de Roger Gual estrenada en 2016 a través de la plataforma “Netflix” con actores como Paco León, Juana Costa, Alex Brendemühl, Juan Pablo Raba y Manuel Morón. La historia trata de cuatros socios fundadores de una empresa, que llegado el momento son seducidos por el “lado oscuro” y desvían parte de los beneficios a un banco suizo a través de determinados “chanchullos” fiscales.

En el momento en que se inicia la película, todos los socios se reúnen porque la inspección de hacienda y la policía judicial están a punto de entrar en la empresa y presumiblemente con la información que tienen serán imputados y posteriormente condenados por un delito fiscal. Sin embargo, encuentran una solución: uno de ellos asumirá toda la responsabilidad penal para salvar a la empresa y evitar la cárcel al resto de socios. El que asuma la responsabilidad será condenado a 7 años. El problema es determinar quién de ellos se señalará como culpable y pasará los siguientes años preso.
No voy a destrozar la trama ni voy a incluir spoilers con la intención de que veáis la película. Pero sí quiero aprovechar la ocasión para hacer una serie de reflexiones sobre las relaciones entre socios que tratamos en el Servicio de Atención al Emprendimiento de la Cátedra de Emprendedores y que de una manera u otra forman parte del leitmotiv de esta película. Ahí van…

1. La importancia de realizar un adecuado reparto de funciones y responsabilidades.

En la película existen cuatro perfiles claramente diferenciados. Tenemos a un CEO, un director de cuentas o un comercial puro y duro, un genio de la informática y responsable de productos y una directora contable y financiera. Cada uno de ellos sabe cuál es su rol y puede que este reparto haya sido una de las claves del éxito de la empresa.

2. Cuando las cosas van bien, las miserias se ocultan.

Todos lo sabemos. Mientras que todo vaya bien, los ingresos recurrentes lleguen a nuestra cuenta resultado y los clientes entren por nuestra puerta una y otra vez, generalmente todo fluye sin conflictos. Pero cuando las cosas se tuercen la naturaleza humana a veces nos transforma en un ave de rapiña… En “7 años” nuestros personajes en algunos momentos se despellejan de forma vil para determinar quién es el más idóneo para ir a la cárcel en beneficio de los demás.
Así que la lección es sencilla: no podemos negar el conflicto con nuestros socios, porque éste llegará tarde o temprano. La cuestión crítica y central es la capacidad de nuestro equipo de gestionar el conflicto adecuadamente. Esa es la clave de un buen equipo promotor.

3. Las relaciones entre socios se fundamentan en el mérito y la capacidad.

Y es que no olvidemos que una empresa se construye sobre fundamentos muy distintos a una relación social, amistosa o amorosa. Con ello no te digo que la amistad y los negocios sean incompatibles… pero valorarás a tu socio por su mérito y capacidad en primer lugar y después por otra serie de factores. Esto queda claro en muchas conversaciones que los personajes tienen en la película.

4. Una buena comunicación es la base de todo.

Nuestro momento vital, el estado de ánimo, la situación personal y familiar, un problema con los hij@s… Todo ello puede afectar nuestro día a día en la empresa, y nuestra forma de relacionarnos en el ámbito profesional. Por ello es imprescindible comunicarse abiertamente con nuestros socios para que puedan empatizar con nosotros en nuestros momentos de debilidad emocional. Quizás no se trata de buscar un confidente o un consejero en otro de nuestros socios, pero sí al menos establecer los canales de comunicación adecuados para que puedan justificar nuestro comportamiento.
En «7 años» se percibe que la comunicación no ha sido todo lo sincera que debiera en muchos momentos de la exitosa trayectoria empresarial de nuestros personajes. Es evidente que han evitado hablar del “elefante en la habitación”, de los temas críticos y centrales que afectaban a la empresa.

5. Nadie es imprescindible siempre…

Y esta es una terrible verdad que tenemos que asumir. Una de las grandes reflexiones de “7 años” para mí. Nuestra posición en la empresa puede variar. Ayer fuimos los héroes que sacamos adelante tal proyecto, que cerramos tal contrato, o que desarrollamos tal producto…  pero quizás hoy no seamos la persona más adecuada para realizar esas mismas funciones. Tomemos como ejemplo el papel de Steve Wozniack en Apple; su contribución fue crítica y es uno de los padres de la informática tal y como la conocemos. Pero abandonó Apple nueve años después de crear la empresa, y Apple sigue triunfando hoy día sin Wozniack. En “7 años” veremos que todos nuestros personajes son de alguna forma “prescindibles” en el futuro y presente de la empresa, lo que dificulta la elección del «candidato» a asumir la responsabilidad penal.

6. Y por último: los “chanchullos” no son buenos compañeros de viaje

No nos engañemos, siempre estamos tentados a ello. Y dentro del saco de los “chanchullos” no sólo está la evasión fiscal que cometen nuestros personajes y por los que pueden ser condenados por un delito fiscal. Podemos hablar de otros temas que parecen más “baladí” pero que no dejan de ser “chanchullos”, como no facturar para evitar el IVA, no dar de alta en Seguridad Social un trabajador, contratar trabajadores bajo fórmulas mercantiles como “falsos autónomos” y un largo etcétera de ejemplos que no es necesario enunciar… Tarde o temprano afectarán a nuestro proyecto, ya sea en forma de multa, en forma de prestigio o en forma de conflicto.

Y hasta aquí mi reflexión. No dejen de verla. Como adelanto, aquí va el trailer…

Raúl Medina Tamayo – Técnico Cátedra de Emprendedores UCA